lunes, 17 de noviembre de 2008

Dos avisos

1) Hay un módico problema con el server de nuestra revista. Un hackeo que nos trasciende por todas partes interpuso un pop up maldito que insta al navegante a abandonar la página por tratarse, textualmente, de una "web atacante". Son mentiras. Y estamos gestionando la solución. Por lo pronto, recomendamos no bajar ningún programa que se ofrezca por medio de esta alarma falaz. Clickeando la opción "ignorar este aviso" se saltea la reconvención distorsiva y se accede sin problemas al contenido del número.

2) En la página número 4 de la edición impresa de Clarín, la corresponsal Ana Barón consigna que "La Presidenta llegó otra vez tarde a la foto de la cita oficial". En efecto, la Presidenta llegó tarde al National Building Museum, lugar en donde se iba a tomar la foto que coronaba la reunión del G-20. Contra las apariencias, el hecho sería de una importancia superlativa; no solamente dejaría en mala posición a Cristina, sino también a todos nosotros: Barón escribe que "La Argentina acababa de hacer un papelón" y además advierte que "lo peor es que muchos presentes en la Cumbre sin duda recuerdan que no es la primera vez que Cristina llega tarde a una foto oficial" (le habría pasado lo mismo en Perú en mayo pasado) . El editor de Clarín, sensibilizado por esta ignominia y este demérito que mancha la identidad nacional, le dio preeminencia a la información, más precisamente: le dio una página entera (y no la vigésima, sino la cuarta). Porque, ¿para qué sirve el periodismo si no para limar las rispideces protocolares de los gobernantes, definitorias en las relaciones bi y multilaterales? Otros desmanes nacionales o internacionales serían inocuos frente a (o explicables por medio de) la impuntualidad fotogénica de nuestra mandataria. Pero no riamos; algo habrán de saber de imagen Barón y su editor; son lecciones gratuitas que nosotros, lectores de humilde condición, debemos incorporar a nuestro corpus de inteligencia y asimismo a nuestra moral.

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