jueves, 10 de enero de 2008

Por el cambio metodológico. ¡Apoyemos al gran tecnócrata Sir Lino Barañao!

La necesidad de una renovación urgente en el campo de las ciencias humanas no es desconocida por nadie. Asolado por diversas formas de misticismo, el joven estudiante de literatura, sociología, historia, filosofía, etc, siente perdido todo rumbo cierto; sobre él se ciñe la pesada noche del asistematismo; sin defensa, ve cómo uno a uno los conceptos de la Ilustración se le escamotean ya desde la primera materia de la universidad. Sin embargo, hoy podría ver paliado su pesar, al menos en parte. Ha asumido el notable empirista Lino Barañao como Ministro de Ciencia y Tecnología de la Nación, y en su primera entrevista con los medios dejó en claro que los hábitos argumentativos caprichosos, metafísicos y diletantes de los cientistas sociales eran básicamente el resto de prácticas cognoscitivas premodernas (habló de "teología") y que, por consiguiente, no podían pervivir en una sociedad racional. Y se jugó por más: pidió un "cambio metodológico", realzó todas las banderas de la ciencia (en su actual e importante batalla contra el fundamentalismo, ya sea religioso o posestructuralista), y aseguró que su gestión política parte no de un politicismo abstracto, conversacional, laclauiano, sino de una caracterización científica objetiva. Leerlo emociona. La entrevista no tiene desperdicio; a continuación transcribimos solamente uno de sus mejores hits:

–Usted habla de priorizar el desarrollo en software, biotecnología y nanotecnología, ¿qué pasa con las ciencias humanas?

–Es infundado pensar que son las cenicientas, porque tienen un financiamiento equivalente a cualquiera de las áreas de las ciencias básicas y durante mucho tiempo tuvieron un financiamiento superior en términos de los insumos que requerían. Insisto en que este cambio que queremos dar exige la participación activa de áreas humanísticas, desde la filosofía tradicional hasta la lingüística o la antropología. Pero a mí me gustaría ver un cierto cambio metodológico; estoy tan acostumbrado a la verificación empírica de lo que digo, que a veces los trabajos en ciencias sociales me parecen teología.

–Esto va a provocar un gran debate...

–Creo que no hay un motivo por el cual las áreas humanísticas deban prescindir de la metodología que usan otras áreas de las ciencias.

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