lunes, 14 de abril de 2008

Carlos Astrada. Una elegante defensa de Marx contra las acusaciones por "determinismo histórico"

Existe un librito de Carlos Astrada llamado Hegel y Marx. Fue escrito con motivo del 150º aniversario de la muerte de Hegel. Una rápida lectura certifica que Astrada era un pensador responsable. No repite lugares comunes, piensa, y sabe mucho de filosofía alemana (se recomienda su excelente prólogo a Schelling). Hay, como era de esperar, ciertas disquisiciones sobre la alienación, que hoy son episodios fastidiosos pero que en la década del ´50 tienen, digamos, su causa y su perdón. Superado este malestar, una insospechada frutilla depara el texto de Astrada, un argumento verdaderamente elegante que merece recordarse. En el capítulo llamado “Conocimiento de la libertad y realización de la libertad”, desbarata la gárrula pretensión de resumir a Hegel y a Marx en el tema de la “teleología histórica”. Como es sabido, uno y otro fueron acusados de pretender que la historia era un proceso necesario, sujeto a un mecanismo ciego que no dejaría margen para ah, la libertad humana. Tres cosas nos dice Astrada al respecto:

1- Los que piden esa libertad abstracta son “filósofos occidentales” (qué gran expresión) a los que nada debemos.

2- Engels ha marcado que el marxismo es hijo del idealismo alemán, el cual, como nadie ignora, tiene a la libertad por valor supremo. (Zizek decía: lo valioso de los idealistas alemanes es que no se contentaban con oponer la libertad al sistema, sino que se atreveían a encarar los problemas propios de un Sistema de la Libertad.)

3- El argumento propiamente astradiano, que merece una transcripción: “Los hombres, para realizar históricamente su destino terreno, tienen que instaurar un orden social que debe considerarse, en principio y de hecho, como un orden social justo, y el cual ha de ser su propia obra. Por tanto, ellos no pueden reconocer como causa del mismo a ninguna potencia trascendente, ni a ninguna necesidad inexorable llamada a incidir desde fuera sobre el destino humano y la organización de la sociedad de acuerdo a un orden justo” (Quadratta, Buenos Aires, p. 49, subrayado agregado).

Astrada no enmarca en oro esta tesis, fiel a su estilo alemán sin estridencias, profesoral, por momentos difícilmente legible. Pero vale la pena hacer justicia. La realización de la libertad (destino metafísico de la humanidad) tiene que ser ejectuada libremente. Para decirlo de modo francés: somos libres de ser libres. Puesto que el reino de la libertad no es todavía, debe ser realizado; pero realizar algo, en el sentido pleno de la palabra, es realizarlo como agente libre. Apreciemos esta elegancia: sería absurdo que el comunismo, la libertad hecha mundo, llegara de un modo no-libre, es decir, de acuerdo a un determinismo ciego. Astrada no sólo dice esto, sino que además lo encuentra y fundamenta desde Hegel y Marx. Cómo no lo vimos antes, ¿no? Agradezcamos: ha desaparecido un falso problema, un aburridísimo problema típicamente filosófico: el de la “teleología histórica”.

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