lunes, 12 de noviembre de 2007

El NASDAQ se derrumba, pero la crítica no se detiene




Rumores surgidos del seno de Cisco Systems alertaron sobre el impacto de la crisis crediticia en los balances de fin de año y el índice de índices cayó más de setenta puntos (alrededor del -3.40%).

Sin embargo, el escenario de un desplome real, definitivo e irrevocable de los títulos tecnológicos nunca podrá ser demasiado terrible, ni hay motivos suficientes para descartar que sea del todo indeseable: más de un absurdo gadget pasaría sin solución de continuidad de la mesa de prototipos al olvido cerrado, pero pronto una nueva generación de tecnócratas jóvenes y emprendedores surgiría de los garages del largo mundo, con nuevas implementaciones de viejos algoritmos. A diferencia de Stalin, que supo eliminar a sus más viejos y valiosos compañeros de ruta, los mercados bursátiles tienden a ensañarse con lo novedoso en sus purgas altisonantes y periódicas (el caso de las puntocom sigue siendo el más a mano) y dar lugar a cálidas revalorizaciones y vueltas a.

Lo cierto es que el NASDAQ tiende a ser particularmente fluctuante; críticos literarios y sociólogos new wave se prosternan frente a él como frente a una de las manifestaciones más depuradas del caos, y el ya difunto Ola Pehrson supo burlarlo (sin menoscabo) en su pieza para coro NASDAQ Vocal Index, una fiel transcripción tonal del arrítmico bipolarismo de las tecnológicas.

¿Que debe hacer la sociedad frente a este foco de incertidumbre? ¿Qué deben hacer los humanistas, los médicos y los arquitectos que, día a día, necesitan de sus aparatos, su software y sus redes para generar valor, así como para organizarse y llegar a paritarias con reclamos mínimamente articulados y consensuados entre tantas otras cosas?

Es que la confianza de la sociedad civil burguesa en la inexorabilidad de la tecnología es tan compacta que puede fácilmente dar paso al temor de su (igualmente inexorable) vaciamiento. Para un número importante de personas, la tecnología digital simplemente llegó, lo que implica que del mismo modo puede irse, y la quiebra de Google representaría algo así como la antesala del anonadamiento total del universo (alegoría cosmológica que puede ligarse fácilmente con la vastedad numérica del nombre de la empresa de Mountain View).

Para una mente moderna, estos son sólo espejismos: si los mercados caen, es porque estaban equivocados, y en todo caso peor para ellos si es que no lo estaban. Las ventajas de la planificación socialista, en este punto, serían doblemente virtuosas: el ciudadano medio se evitaría por igual el testimonio diario de la anarquía del modo de producción y, del mismo modo, no manifestaría ningún temor atávico frente a los imprevisibles arpegios de títulos bursátiles, ni los confundiría con aquellas enormes divinidades paganas cuya muerte repentina conllevaba una permanente desgracia cósmica.

1 comentario:

nació dijo...

yo nesecito escuchar esa musica !!
excelente 10